Es una fría noche de Chicago, y la luna ilumina la elevada torre de la iglesia luterana de Wicker Park, atrayendo la mirada hacia un cielo sombrío. El viento silba y se convierte en ráfagas fantasmales que provocan escalofríos, pero en el interior todo está en calma. Miles de velas parpadean y, mientras el feroz vendaval desgarra la atmósfera exterior, un cuarteto de cuerda comienza a tocar.
El vendaval no puede apagar la espeluznante majestuosidad de esta actuación, en la que músicos de talento actúan con una destreza casi de otro mundo. Mientras el aire otoñal envuelve la crujiente noche exterior y las hojas se arremolinan, se escuchan los inquietantes sonidos de siniestras bandas sonoras de películas como Psicosis, Pesadilla antes de Navidad y El exorcista.
¿Qué tiene de espeluznante la iglesia luterana de Wicker Park?
Este monumento centenario, con sus arcos románicos y sus vidrieras que brillan como joyas encantadas, es el escenario perfecto para una noche de escalofriantes clásicos de Halloween. Cada nota de la música parece despertar susurros en las sombras, resonando a través de los techos abovedados como si los espíritus del pasado estuvieran escuchando. La propia iglesia se convierte en parte del espectáculo: una catedral gótica de sonido, piedra y suspense.
¿Cómo intensifican la atmósfera los sonidos embrujados?
Pero lo que realmente intensifica el escalofrío es la historia del pasado de la iglesia. A lo largo de los años, la iglesia luterana de Wicker Park ha sufrido robos, decadencia y renacimientos, y sus muros se han impregnado de la energía de todos los que han pasado por ellos. Cuando la música suena y el órgano zumba en la penumbra, es fácil imaginar a invitados invisibles entre los bancos, atraídos por las inquietantes armonías. No es sólo un concierto, es una sesión de espiritismo sonoro, una noche en la que la historia y el misterio se entrelazan bajo las antiguas vigas de la iglesia.